15 agosto 2020

Sábado 15 de Agosto - Solemnidad de la Asunción de la Virgen María al cielo

Ntra. Sra. De los Remedios, Patrona de El Coronil

Celebramos la fiesta de la Asunción de la Virgen, en la cual recordamos que María ha entrado en la gloria en cuerpo y alma, detrás de Cristo, como primicia de la Resurrección futura. La constitución Lumen Gentium, del Concilio Vaticano II dice: “La madre de Jesús, de la misma manera que ya glorificada en los cielos en cuerpo y alma, es la imagen y principio De la Iglesia, que ha de ser consumada en el futuro, así en esta tierra hasta que llegue el día del Señor, antecede con su luz al pueblo De Dios peregrinante, como signo de esperanza y de consuelo”.

Contemplamos a María como signo de lo que la Iglesia será. Nadie ha sufrido más con Cristo que Ella, y nadie, por ello, es más glorificada con Cristo que María.
¿En qué consiste la gloria de María? Hay una gloria de María que podemos ver en la tierra. ¿Qué criatura humana ha sido más amada e invocada, en la alegría, en el dolor y en el llanto? ¿Qué nombre ha brotado más frecuentemente que el suyo en los labios de los hombres? ¿Y esto no es gloria? ¿A qué criatura después de Cristo, han enaltecido los hombres con más plegarias himnos y catedrales? “Me felicitarán todas las generaciones” había dicho María de sí misma y veintiún siglos después demuestran que fue una verdadera profecía.

Grande ha sido en la tierra la gloria de María. ¿Qué es la gloria De Dios? La gloria De Dios es, Dios mismo, en cuanto que su ser es luz, belleza, y esplendor, pero sobre todo Amor. Gloria es el esplendor De Dios. La verdadera gloria de María consiste en la participación en esta gloria De Dios. En estar ya “llena de gracia”, en esta gloria María realiza esta vocación que toda criatura y la Iglesia ha sido creada: “Alabanza de la Gloria”. María alaba a Dios y alabando se alegra, goza y exulta.

¿Qué parte tenemos nosotros en el corazón y en los pensamientos de María? ¿Nos ha olvidado en su gloria? Como Esther, introducida en el palacio del Rey, ella no se ha olvidado de su pueblo, sino que intercede por él.

María intercede. De Jesús resucitado se ha dicho que intercede por nosotros ante el Padre, María intercede por nosotros ante el Hijo.

La mediación de María es subordinada a la de Cristo, no la oscurece, sino al contrario la pone a plena luz. En este sentido la función de María puede ser ilustrada con la imagen de la luna. La luna no brilla con luz propia, sino por la luz del sol, que recibe y se refleja en la tierra; y María no brilla con luz propia sino con la luz de Cristo. La luna hace luz de noche, cuando el sol se ha puesto y antes de que surja de nuevo; María ilumina con frecuencia a quienes atraviesan la noche de la fe y de la prueba, o que viven en las tinieblas del pecado, si se dirigen a ella y la invocan.
Cuando por la mañana surge el sol la luna se aparta y no pretende competir con él.

Todo esto es lo que María es y hace por nosotros, ¿y nosotros he debemos de hacer por Ella?

Contemplemos a María que sube al cielo en cuerpo y alma, “que esté en cada uno el alma de María para magnificar al Señor, que esté en cada uno el espíritu de Maria para exultar a Dios”.

Nuestra Señora de los Remedios, Ruega por nosotros.

Amén