29 agosto 2020

XXII Domingo del Tiempo Ordinario – 30/08/2020

1.- “El que quiera venirse conmigo, que se niegue a si mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá, pero el que la pierda por mi se salvará”

“Negarse a sí mismo, cargar la cruz” ¿Cómo hacer para aceptar estas palabras y vivirlas?
San Pablo lo experimentó y afirma en Rom 1, 16: “yo no me avergüenzo del Evangelio, que es fuerza De Dios para todo el que cree”
El camino cristiano consiste en ir detrás de Jesús, y caminar detrás de Jesus consiste en “negarse a sí mismo y cargar con la propia cruz”

¿Qué significa negarse a sí mismo? ¿Es posible negarse a sí mismo?
Jesús no nos pide renegar de lo que somos, sino de lo que hemos llegado a ser. Somos imagen De Dios, somos por ello algo muy bueno. Lo que hemos de negar no es de lo que Dios ha hecho sino de lo que hemos hecho nosotros, usando mal la libertad. Lo que hemos de negar en nuestra vida es el pecado.
Negar significa “volver a encontrar” “Quien pierda su vida por mi, la encontrará”

Un ejemplo en el campo de la pintura: hay cuadros que con el pasar del tiempo se han oxidado y ennegrecido, tanto que con dificultad se puede distinguir lo pintado. Para llevarlos a la forma original es necesario limpiarlo.
Nosotros nos asemejamos a este ejemplo, la belleza De Dios, que nosotros debíamos ser, ha sido recubierta y no se puede ver.

“Negarse a sí mismo” es una acción para la vida, para la belleza, para la alegría.
Negar significa decir “no”. Se trata entonces de decir: “no”. A veces tenemos la tentación de actuar mal, y nos preguntamos, ¿Qué mal hago? ¿A quien molesto? Si soy capaz de decir “no” a esa tentación para no ensuciarte, has renegado de sí mismo.
Hay muchos ejemplos, busca y piensa en que momentos eres capaz de “negarte a tí mismo”
Cuando te dominas, dices no. Has conseguido una victoria.

Otro ejemplo: dos jóvenes se aman. Pero cada uno habla una lengua distinta. Si su amor quiere sobrevivir y crecer en necesario que uno de los dos aprenda la lengua del otro. Sino será imposible la comunicación y su amor no duraría. Así sucede entre Dios y nosotros. Nosotros hablamos el lenguaje de “la carne”, el Señor su lenguaje es “el del Espíritu”. Nosotros hablamos el lenguaje del egoísmo y Cristo habla el del amor. Negarse es aprender el lenguaje De Dios.

¡Cuantas renuncias, cuantas negaciones de sí se practican cada día sin pensarlo: para dejar contentar a los que nos aman! Y no se hace con tristeza sino con alegría.

2.- Satanás. ¿Le dijo Jesús a Pedro: eres Satanás para mí? ¿A qué se refería, que quiso decir? Satanás significa la tentación, el que busca apartarnos del bien, que hagamos algo malo. Jesús le dice a Pedro: me estás tentando a dejar el destino que el Padre me ha marcado.

Pedro le había dicho “tu eres el Hijo De Dios vivo, el mesías”, cuando ahora escucha hablar De la Cruz y de la negación, no entiende la situación. El plan De Dios para salvarnos está en desacuerdo y conflicto con el poder del mundo.
¿Tengo la misma experiencia de Pedro? ¿Al sentir la cruz, se derrumba mi fe? ¿Comprende que la fuerza del demonio debe ser vencida? ¿Estoy dispuesto a renunciar a la fuerza de Demonio?